A PASO FIRME
2016
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¡Demostrando
que sí se puede!
Una experiencia de motivación al cambio con jóvenes usuarios
de drogas privados de libertad
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1. CONTEXTO Y POBLACIÓN
Esta iniciativa está enmarcada en el proceso de promoción de reformas a la política de drogas en Bolivia, del cual forma parte el Programa Libertas en articulación con Acción Andina - Bolivia, la Plataforma Coca Orgánica Libre e Informada y a nivel internacional con el Colectivo de Estudios Drogas y Derecho (CEDD).
El propósito es dar respuestas no penales a los problemas de consumo de drogas, para lo cual se trabaja en un programa de motivación al cambio con jóvenes consumidores habituales de drogas, privados de libertad.
En
medio del abandono en que se encuentran los jóvenes consumidores de drogas encerrados
en las cárceles, en 2016 se continuó la iniciativa del Programa Libertas
dirigida a motivarles para el cambio de sus estilos de vida caracterizados por
consumo habitual de drogas y comportamientos de sobrevivencia, hacia la
construcción de un proyecto de futuro.
El
centro de operaciones fue la cárcel de varones más poblada del Departamento de
Cochabamba,
que funciona en una construcción antigua y precaria, originalmente dispuesta
para 250 personas, aunque a agosto de 2016 era habitada por 663 reclusos.
Al igual que en los demás penales del país, la organización interna de esta
cárcel está a cargo de los mismos reclusos quienes, a falta de mayor presencia
del Estado, mejoran permanentemente las condiciones de habitabilidad y manejan normas
propias que regulan la convivencia diaria.
Siendo
la cárcel un entorno complejo, donde se entremezclan intereses, tensiones y
conflictos diversos, la puesta en marcha de cualquier iniciativa tiene fuertes
limitaciones y dificultades. Sin embargo, se logró ejecutar el programa de
motivación gracias al respaldo de la experiencia de muchos años de trabajo en centros
de privación de libertad, y al hecho de haber conocido a varios de los jóvenes
consumidores habituales de drogas en circunstancias previas a la cárcel.
La
mayoría de estos jóvenes proviene de familias disfuncionales y situaciones de
vida en exclusión, no pudieron concluir los estudios secundarios, intentaron
insertarse en el mercado laboral sin éxito, y algunos estuvieron en algún
momento viviendo en situación de calle.
Su
vinculación con las drogas y con el delito se halla estrechamente ligada a esas
vivencias anteriores de violencia, abandono, exclusión y falta de
oportunidades.
Todo
ellos, en varios momentos durante sus vidas, intentaron dejar de consumir
drogas y se internaron voluntariamente en centros privados de tratamiento y
rehabilitación. Estos intentos no dieron resultados positivos, en gran parte
por la falta de especialización de muchos de esos programas, y el alto costo de
aquellos que sí son especializados, en un contexto en que la respuesta
sanitaria que el Estado debe dar a los problemas de consumo de drogas es
prácticamente inexistente.
Un
rasgo común en las vidas de cada uno de estos jóvenes, desde los primeros años
de su niñez, es su condición de receptores de violencia. Primero recibieron
maltrato y abandono en sus familias, después sufrieron la violencia estatal a
través de las repetidas detenciones arbitrarias y las torturas infligidas en
dependencias de la Policía. Actualmente, continúan siendo castigados en el
recinto de la cárcel.
Su
vida tras los muros de la cárcel transcurre en condiciones de pobreza o
indigencia, duermen a la intemperie, suelen comer de la olla común o sino las
sobras de la comida de los otros reclusos, y esporádicamente hacen algunas
monedas trabajando en actividades de limpieza o como “taxis” (que son quienes
hacen encargos o se ocupan de buscar a los reclusos que tienen visitas).
En
todos los recintos penitenciarios, y no sólo en la cárcel donde se aplicó este
programa, se presentan altos índices de consumo de drogas de uso lícito e
ilícito por parte de la generalidad de la población encarcelada, sin embargo, son
estos grupos de jóvenes consumidores de drogas excluidos y desposeídos los que suelen
ser visualizados como “el problema”.
Debido
a ello, son discriminados, maltratados y humillados por los otros reclusos y los
policías de seguridad del penal, repitiendo la situación que sufrían anteriormente
afuera, en la sociedad, donde también eran tratados con reprobación y
hostilidad.
Permanecen
entonces en una situación sin salida, recibiendo solamente presiones, ya que ni
el Estado ni la sociedad les aportan con alternativas para que puedan construir
proyectos de vida fuera de las drogas y fuera del circuito del sistema penal.
Debido
a ello es que el Programa Libertas, a través de un trabajo enteramente
voluntario, desarrolló la presente iniciativa, demostrando que incluso con
recursos mínimos sí se puede hacer algo.
2. OBJETIVOS, RESULTADOS, ENFOQUE Y METODOLOGIA
Entendiendo
al abuso de sustancias como un problema psico-social y de salud, se continuó
con el desafío de apoyar en la motivación, el fortalecimiento de la autoestima
y la toma de conciencia de los jóvenes consumidores de drogas en el ambiente
adverso de la cárcel.
El
objetivo principal fue:
- - Fortalecer
la autoestima y la motivación para un cambio en los estilos de vida de los
jóvenes privados de libertad con problemas de consumo habitual o abusivo de
drogas, de manera que el paso por la cárcel propicie una futura dinámica psico-terapéutica
hacia la inserción social.
Se
formularon los siguientes objetivos específicos:
- - Apoyar
a los jóvenes a cambiar la forma en que se ven a sí mismos y a su entorno.
- - Influir
en los estilos de vida de los jóvenes y en la toma de conciencia para que
puedan visualizar un futuro lejos de las drogas y del sistema penal.
- - Contribuir
a la reconstrucción de sus lazos familiares y a la reducción de los conflictos
en sus relaciones dentro la cárcel.
- Promover
la atención en salud o, si se dan las condiciones, la derivación de casos a
programas de tratamiento y rehabilitación.
Los
resultados planteados fueron:
- - Mayor
nivel de aceptación, a nivel individual y grupal, en los jóvenes para actividades
innovadoras e iniciativas opuestas a la vida con drogas.
- - Comportamientos
más saludables y uso de las habilidades desarrolladas que también permiten una
convivencia carcelaria con menos conflicto.
- - Jóvenes
remitidos de la cárcel a programas de tratamiento y rehabilitación de
adicciones.
- - Mayores
insumos obtenidos para el fortalecimiento y la eficacia del programa en futuras
etapas, considerando el entorno complejo y las características especiales de esta
población.
Se
aplicó una metodología participativa y dinámica, basada en el diálogo, desde un
enfoque de derechos y compartiendo el enfoque humanista existencial y la
orientación del enfoque de la entrevista motivacional.
Cabe
señalar que, en medio de la complejidad y conflictividad de la realidad en que
viven, hay varios momentos en los que los jóvenes tratan de buscar una salida,
pero no existen recursos en la cárcel a los que puedan acudir en esos momentos.
Por ello, se consideró que motivarles a un cambio implica pensar en un proceso
extenso que necesita acompañamiento, promoción de actitudes reflexivas y
críticas, y también incentivos, más aun considerando la situación de extrema
marginalidad de la cual provienen los jóvenes del grupo.
Para
el trabajo se visualizaron las etapas del cambio planteadas en el modelo
transteórico de Prochaska y Diclemente:
Pre-contemplación (total negación del problema de drogas), Contemplación
(aceptación de la existencia de un problema pero renuencia al cambio),
Preparación (pasos concretos a partir de una decisión de cambio), Acción (vida sin
consumo de drogas, participación en un programa terapéutico), y Mantenimiento
(seguir un proyecto de vida sustentable en el futuro, y manejar recaídas). El
proceso de motivación implicó, en ese sentido, apoyarles para que inicien la transición
por esas etapas, o para que la continúen, según el caso.
El
programa se llevó a cabo en forma voluntaria, y fue ejecutado por una persona
con el apoyo de otras tres personas en diferentes etapas. Se contó también con
la asesoría de especialistas, ellos fueron los representantes de Voces para
Latinoamérica (con especialidad en tratamiento de drogodependencias) y de
Acción Andina (apoyo en psicología y en entrenamiento físico). Asimismo, se
coordinó con los psicólogos de la Dirección General de Régimen Penitenciario
y con los delegados internos (representantes de los reclusos).
3. EL DESARROLLO DEL PROGRAMA
El
programa se llevó a cabo en el periodo comprendido entre inicios de marzo de
2016 a fines de enero de 2017.
Los
jóvenes con problemas de consumo de drogas o drogodependencia, con quienes se tuvo
y se tiene contacto en esta cárcel, suman alrededor de 45, entre las edades de
18 a 32 años. Están acusados o condenados por delitos menores de drogas (venta
de unos gramos de droga para solventar su propio consumo) o por hurto y robo de
teléfonos celulares o pequeños montos de dinero.
Todos
son consumidores de marihuana, pasta base de cocaína y ‘pilas’ (medicamentos
controlados).
De
ellos, se construyó una relación más cercana con 21 jóvenes (llamado el grupo
amplio) para las actividades generales, y para el trabajo específico se avanzó
con un número de 10 jóvenes (llamado el grupo base).
Asimismo,
se llevó adelante un trabajo individual en los casos de dos jóvenes que demostraron
una mayor predisposición e iniciativa propia. Uno de ellos está ya fuera de la
cárcel, puesto que se logró su remisión a un centro de tratamiento y
rehabilitación de adicciones.
Las
actividades se desarrollaron a partir del siguiente esquema:
Acercamiento e involucramiento
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Motivación y construcción de
habilidades
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Derivación y seguimiento
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Interacción en espacios
y actividades.
Desayunos masivos
periódicos.
Festejos de
cumpleaños.
Apoyo solidario.
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Actividad física y
deportiva.
Sesiones de reflexión
y debate.
Actividades laborales
y estudios.
Conformación de una
red familiar de apoyo.
Seguimiento a casos judiciales.
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Gestión con abogados y
jueces para la remisión de los casos.
Visita de centros de
tratamiento y rehabilitación.
Coordinación con la
familia.
Apoyos diversos para
la continuación del proceso.
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3.1.
Descripción de las actividades
El
trabajo se desarrolló en los tres niveles expresados en el esquema:
3.1.1.
Acercamiento e involucramiento
El
propósito de este nivel de trabajo fue la construcción y mantenimiento de
relaciones de confianza mutua con la generalidad de los jóvenes, a fin de que
pueda llevarse adelante un trabajo de motivación. Para ello, se construyeron
relaciones horizontales, compartiendo experiencias y participando de las
actividades y de las vivencias diarias en los lugares de la cárcel donde los
jóvenes viven o se reúnen.
- Interacción en espacios y actividades
Se
participó de las actividades cotidianas del grupo general de 45 jóvenes en días
específicos de la semana, durante todo el día (acompañamiento en sus actividades)
y en algunos casos en horas de la noche (en casos de prácticas deportivas o en
fiestas como año nuevo).
Esta
participación en espacios que no suelen estar abiertos para personas ajenas a
estos grupos fue posible debido a la relación que se tenía anteriormente con varios
de los jóvenes, sea por haberles colaborado antes en otras cárceles o en
dependencias policiales, o por las actividades realizadas bajo los puentes o en
otros ámbitos donde ellos se encontraron. Aunque no se conocía a todos, la
relación anterior con varios abrió las puertas para trabajar la confianza del
conjunto.
- Desayunos masivos periódicos
Se
organizaron, con el apoyo de personas solidarias de fuera del programa, desayunos
nutritivos en forma periódica, usualmente cada treinta días, para el grupo
amplio de 21 jóvenes y también involucrando a otros del grupo de 45 personas
que comparten las características de la población beneficiaria.
Se
buscó propiciar la reunión de todos, en ocasión de cada desayuno, promoviendo
el diálogo sobre los sucesos coyunturales de la cárcel, y una mayor
familiaridad entre el programa y ellos.
- Festejos de cumpleaños
En
el grupo amplio de 21 personas se festejaron cinco cumpleaños. Esta actividad
se estableció debido a que varios de los jóvenes no reciben visitas o no son
festejados en sus días de cumpleaños, lo que contribuye a mantenerles en estado
de desesperanza e incredulidad hacia su entorno. La realización de esta
actividad permitió también instalar nuevos espacios para que intercambien sus
experiencias y se pueda conocer más profundamente la dinámica entre ellos.
- Apoyo solidario
Se
reunió en cuatro ocasiones ropa de invierno para el número de 45 personas, tomando
en cuenta que estos jóvenes duermen a la intemperie y en época de invierno
manifiestan afecciones respiratorias y broncopulmonares. Cabe mencionar que,
por varias razones, ellos no suelen recibir atención médica, ni en estos casos
ni en otros. En algunas ocasiones también se les apoyó con medicamentos en
casos de lesiones producto de peleas o accidentes.
3.1.2.
Trabajo de motivación y construcción
de habilidades
Este
trabajo fue realizado con el grupo base compuesto por 10 jóvenes, e incluyó las
siguientes actividades:
- Actividad física y deportiva
Se
realizó un trabajo de gimnasio una vez por semana, y sesiones de entrenamiento
aeróbico cada dos semanas, con la participación de un grupo de siete a diez
personas, agregando en algunas sesiones a otras más.
Pese
a tener un consumo diario de drogas, los jóvenes en general se manifestaron dispuestos
a entrenar. Todos mantienen ciertas condiciones físicas (flexibilidad,
velocidad, resistencia, coordinación) a pesar de su precaria salud y la falta
de costumbre para sesiones programadas de entrenamiento físico. Se trató de
generar disciplina en la actividad física y fortalecer la autoestima, probando
un estilo de vida más saludable.
Estas
actividades fueron seguidas por almuerzos posteriores para el grupo asistente a
cada entrenamiento, y explicaciones sobre métodos de entrenamiento y nutrición.
Los
obstáculos que se presentaron fueron los problemas usuales que ellos tienen, como
lesiones o heridas que eran producto de las sanciones disciplinarias o de problemas
con los otros reclusos, o la imposibilidad para entrenar por encontrarse en el
calabozo de castigo.
- Sesiones de reflexión y debate
Las
sesiones de reflexión y debate se realizaron cada diez o quince días, con el
grupo base de 10 personas, así como otras reuniones en diferentes días con dos
o tres personas solamente en aquellos casos en que manifestaron mayor
predisposición.
Los
temas seleccionados surgieron de sus experiencias propias: Los hábitos de
consumo de drogas, los circuitos delictivos, la relación con la Policía, el
delito por el cual estaban encarcelados, la convivencia dentro la cárcel, las relaciones
y conflictos con sus familias, su situación de pareja, el vínculo con sus
hijos.
También se debatió ampliamente sobre temas de género, y sobre temas
legales y judiciales.
Se
trataba de explorar a fondo cada tema y debatir, se les planteaba diferentes puntos
de vista para propiciar la reflexión sobre cada una de las situaciones y
motivar la asunción de las propias responsabilidades, en los casos que
correspondían. Se consideró importante que comiencen a ver cada situación desde
la perspectiva de lo que pueden hacer para cambiarla.
- Apoyo en la inserción a las
actividades laborales y escolares
Se
apoyó en la inserción laboral en tres casos, de quienes manifestaron mayor
predisposición hacia esas tareas, pagando la inscripción para la afiliación a
los talleres de artesanías y de marroquinería, y comprando el material básico. Cabe
señalar que iniciar un trabajo regular en uno de los gremios laborales en la
cárcel es bastante difícil, no sólo por el estilo de vida de los jóvenes sino
también porque dentro la cárcel se mueven intereses de todo tipo, y muchos de
ellos están concentrados en los gremios laborales los que, pese a los
argumentos que puedan colocar los otros reclusos, son espacios de privilegio.
El
trabajo que desarrollaron los jóvenes fue irregular debido a problemas con algunos
reclusos miembros de esos gremios o por situaciones personales inesperadas que
les generaron retrocesos. Sólo uno continuó hasta el momento de su salida en
libertad.
No
fue posible acceder a las ofertas de estudios secundarios debido a la necesidad
de realizar un trámite previo y obtener con anticipación la documentación
requerida, lo cual por la situación en que se encuentran los jóvenes es bastante
dificultoso. También para el caso de cursos de habilidades específicas, como la
electromecánica o la computación, se requería hacer gestiones similares, además
de cubrir un costo que alto que escapaba de las posibilidades del programa.
- Conformación de redes familiares de
apoyo
Se
hizo contacto con los familiares de 10 jóvenes para explorar las posibilidades
de construir o reconstruir redes familiares de apoyo.
La
mayoría tiene relaciones familiares quebradas, y por las experiencias de abandono
y violencia durante su niñez y adolescencia también guardan sentimientos de
rechazo hacia algunos miembros de su familia; además de existir otras
situaciones de conflicto familiar producto de la conducta de consumo de drogas
de cada joven. Por ello, en la generalidad de los casos, las familias
estuvieron renuentes a un acercamiento. Sin embargo, en algunos casos algún
miembro de la familia sí manifestaba cierta voluntad para relacionarse y ayudar.
Se consideró válido ese único miembro de la familia como soporte esencial para
comenzar.
En
cinco casos se logró tener reuniones repetidas con el miembro de la familia en
mayor disponibilidad de apoyar. En dos casos se sostuvo un mayor acercamiento
con varios miembros de cada familia, sosteniendo reuniones en la cárcel y en
los domicilios de los familiares, en las cuales se reconstruyó la historia
familiar y las posibilidades de involucramiento de la familia en un proceso de
cambio del joven. En un caso se logró participación activa de la familia en el
proceso de cambio.
- Seguimiento a casos judiciales.
Un
problema común en el grupo es la falta de control sobre sus procesos
judiciales. Dependen de un abogado, generalmente del Servicio Plurinacional de
Defensa Pública, que no los visita y cuando sí los visita la defensa suele reducirse
a sugerirles que se declaren culpables para acceder a un juicio abreviado por
una pena menor. Tampoco sus familiares colaboran haciendo seguimiento del
proceso.
Se
hizo revisión de siete casos judiciales del grupo base, la mitad de ellos se
hallaba en detención preventiva, la mitad tenía sentencias de entre 4 a 8 años
de cárcel. Se les brindó orientación y explicación sobre el desarrollo del caso
en el sistema penal y las posibilidades reales de salir de la cárcel, sea con
cesación de la detención preventiva o sea por el acceso a los beneficios
penitenciarios en los casos de quienes tienen condena. Asimismo, se logró
conversar con los abogados de cinco jóvenes para intentar agilizar el proceso, e
identificar cuáles casos podrían ser derivados a un centro o programa
ambulatorio de tratamiento y rehabilitación.
El
trabajo también mostró formas de usar los recursos judiciales existentes para lograr
que un caso sea derivado a tratamiento, tomando en cuenta que la legislación
boliviana no prevé este tipo de remisiones.
3.1.3.
Derivación y seguimiento
En
un caso en que el proceso de motivación resultó exitoso y la familia decidió
apoyar al joven y planificar una vida futura en común, se logró la derivación
del joven de la cárcel a un centro privado de tratamiento y rehabilitación de
adicciones. Para ello, se aprovechó el hecho de que el joven había cumplido las
dos terceras partes de la condena impuesta, lo cual lo habilitaba para
solicitar la libertad condicional.
Se
hizo ese trámite sosteniendo varias reuniones previas de coordinación con la
familia, con la abogada a cargo y con la jueza del caso, la que dispuso
finalmente la libertad condicional con la condición de que el joven se integre
a un programa para el tratamiento y la rehabilitación de su problema de
drogodependencia.
Actualmente,
se realiza el seguimiento del caso y la evaluación periódica de la situación
del joven, en conjunto con Voces para Latinoamérica y Acción Andina, a fin de
asegurar la continuidad del proceso sin mayores dificultades. Asimismo, se
apoya al joven obteniendo atención médica en problemas de salud que no son cubiertos
por el tratamiento y acompañándole en sus salidas al médico.
También se hace coordinación
con la familia y con diferentes niveles para aportar con opciones para la
futura inserción.
El
joven ya no consume drogas, ha pasado sin problemas la fase de la
desintoxicación y se siente esperanzado en continuar, con planes para retornar
al estudio y al trabajo en el futuro y volver a formar una vida en familia.
3.2.
El trabajo a profundidad en casos
individuales
Los
dos casos que se trabajaron como casos individuales fueron aquellos en que los
jóvenes, pese a tener problemas de drogodependencia y policonsumo (lo cual los
convertía en “casos muy difíciles”), mostraron iniciativas propias que
significaban avances en el proceso de cambio.
Con
ellos se sostuvo en la cárcel reuniones extensas dos veces por semana, sea con
ambos o individualmente, durante las cuales se analizó en conjunto sus experiencias
de vida y sus conflictos, enfocando en las posibilidades reales de cambiar la
situación y el esfuerzo que a ellos les implicaría hacerlo.
En
ambos casos se trabajó con la familia para tratar de acercar la relación y
contribuir, con el apoyo del programa, a superar las dificultades o falta de
posibilidades de salida que los familiares veían en los casos de los jóvenes.
En
uno de los casos se coordinó con los padres y con la esposa, con esta última se
logró un acercamiento mayor y reuniones regulares dentro y fuera de la cárcel.
Sin embargo, se presentaron como obstáculos para seguir avanzando los fuertes problemas
internos en la familia, además de que algunos de los familiares consanguíneos estaban
involucrados también en delitos. Durante el proceso, el joven recibió una condena
de ocho años de privación de libertad por el delito de suministro (venta de
sobres con unos gramos de droga para solventar su consumo personal), motivo que
contribuyó a bajar su ánimo hacia un cambio de vida.
En
el segundo caso, se mantuvo un relacionamiento y coordinación con la madre del
joven y con varios miembros de la familia. Cabe mencionar que en este caso, el
contacto con los familiares no fue iniciativa del programa sino que fue
planteado por el mismo joven. De un estado de ambivalencia inicial, él
paulatinamente fue tomando iniciativas concretas como organizar las reuniones
con sus familiares, asistir sin una falta a todas las sesiones de reflexión y a
las reuniones individuales, participar del entrenamiento de gimnasio y de las
actividades de acondicionamiento físico, solicitar el apoyo terapéutico del
profesional psicoterapeuta de Voces para Latinoamérica, terminar relaciones con
amistades del entorno de las drogas y el delito, analizar posibilidades de
programas de tratamiento y rehabilitación a los que ingresar al salir de la
cárcel, y planificar la reconstrucción de sus lazos familiares.
Las
iniciativas mostradas por él coincidieron también con el apoyo de la madre y
otros familiares, que estuvieron totalmente abiertos a coordinar con el
programa de motivación, aunque en un inicio habían manifestado cierto
desaliento y negatividad. Viendo las posibilidades, finalmente la familia
contrató un psicólogo especialista en drogodependencias quien realizó una
evaluación del joven y presentó el informe en instancias judiciales.
De
esa manera, coordinando con la abogada de Defensa Pública a cargo del caso y
con la jueza de ejecución penal, se solicitó la libertad condicional para el
ingreso a un centro de tratamiento y rehabilitación en adicciones.
La
oportunidad de la libertad condicional es la única posibilidad legal de
sustituir la cárcel por un centro de tratamiento y rehabilitación. En Bolivia
no hay opciones en la ley para que un caso de delito, donde se evidencia un
problema de consumo de drogas o drogodependencia, sea remitido a un programa
fuera de la cárcel.
La
dificultad actual en el caso del joven que avanzó en el proceso de cambio hasta
la etapa de la acción, es principalmente económica. La familia enfrenta serias dificultades
para cubrir mensualmente el alto costo del centro de tratamiento y
rehabilitación. Esto evidencia una vez más la falta de opciones existentes para
el tratamiento y rehabilitación de las personas con problemas de adicción, principalmente
debido a la falta de acción del ente nacional responsable de la salud.
4. LOGROS Y RESULTADOS
Se
lograron los resultados formulados al inicio del programa:
- - Aceptación
y participación de los jóvenes en todas las actividades que les posibilitaban
la reflexión y el análisis de su situación, y en las actividades de
entrenamiento físico que permitieron además una práctica de disciplina y de
rutina opuesta a la vida con drogas.
- - Cambios
en el comportamiento de varios de los jóvenes que introdujeron conductas más
saludables en sus estilos de vida y redujeron los niveles de conflicto con
otros reclusos, gestionando diferentes formas de evitar la confrontación. Sobre
esto último, algunos jóvenes acudieron al programa para que se realice una especie
de mediación a fin de frenar enfrenamientos y conflicto entre ellos y los demás
reclusos.
- - Un
joven se encuentra ya fuera de la cárcel y en un programa de tratamiento y
rehabilitación de adicciones.
- - Se
cuenta con insumos y lecciones aprendidas para fortalecer el programa, así como
para elaborar propuestas de reforma normativa para la remisión de casos de
personas con problemas de consumo de drogas a programas fuera de la cárcel.
Se
pueden mencionar también logros a nivel general y particular:
- - Se
establecieron las bases, en cuanto a relacionamiento y construcción de relaciones
de confianza mutua, para llevar adelante una etapa posterior de trabajo.
- - Se
tiene una mayor comprensión de las dinámicas dentro la cárcel.
- - Se
captó el interés de los delegados internos y el conjunto de reclusos quienes
apoyaron varias de las actividades del programa.
- - Se
tienen contactos con profesionales e instituciones para ampliar en el futuro el
programa e incluir actividades laborales y estudios.
- - Se
tiene una experiencia de articulación con la Dirección Departamental de Régimen
Penitenciario, lo que otorga un respaldo oficial a las actividades.
Los
logros y resultados alcanzados demuestran que sí se pueden llevar adelante
iniciativas que den respuestas no penales a los problemas de consumo de drogas
y adicciones.
La
asesoría especializada de Voces para Latinoamérica y Acción Andina también
posibilitó alcanzar los resultados positivos.
Al
llevarse a cabo el programa en forma voluntaria, con recursos mínimos que
fueron aportados solidariamente por las mismas personas que lo ejecutaron, se
demostró también la importancia del trabajo en contacto directo con los mismos
jóvenes, en relaciones horizontales, compartiendo sus vidas más allá de
horarios para entender con mayor profundidad sus motivaciones y sus conflictos.
Los
recursos evidentemente son importantes, y serán requeridos para la siguiente
etapa del programa, tomando en cuenta los costos que demanda la realización de
todas las actividades programadas, así como el alto costo de los centros de
tratamiento y rehabilitación para los casos en que se logre un resultado
positivo. Sin embargo, se resalta la importancia de los factores de
relacionamiento personal, la confianza mutua y la voluntad de impulsar cambios,
como resortes que llevan a resultados positivos.
Es
necesario mencionar que no hay en ninguna cárcel del país programas dirigidos a
la motivación para salir de las drogas, y tampoco programas de tratamiento y
rehabilitación. En la cárcel de Palmasola en el Departamento de Santa Cruz unos
pocos reclusos consumidores de drogas son llevados al pabellón denominado PC5
destinado a enfermos broncopulmonares. En la cárcel de San Pedro, en el
Departamento de La Paz, algunos jóvenes consumidores de drogas son llevados a
la sección denominada Chonchocorito donde anteriormente funcionó un programa de
tratamiento y rehabilitación en adicciones, pero actualmente debido a la
sobrepoblación carcelaria esa sección es ocupada también por reclusos comunes,
mientras que los pocos jóvenes con problemas de drogodependencia que aún
permanecen allí se encuentran sin tratamiento y solamente con el apoyo del
escaso personal de la Dirección Departamental de Régimen Penitenciario.
En
Cochabamba, no ha habido ningún programa estatal dirigido a la motivación al
cambio para la derivación a tratamiento y rehabilitación. Por ello, la
experiencia actual se constituye en una experiencia novedosa, que desde un
diseño sencillo puede dar pautas para una mayor asunción de responsabilidad del
Estado en este ámbito.
5. OBSERVACIONES
Es
importante tomar en cuenta, para el fortalecimiento de las actividades en el
futuro, los siguientes elementos que se advierten de la experiencia actual:
-
- Trabajar
más con los delegados y reclusos para reducir la discriminación hacia los jóvenes
consumidores encarcelados, y construir redes de apoyo dentro la cárcel.
- - Promover
la implementación de programas de tratamiento y rehabilitación en el mismo
espacio del sistema penitenciario, a fin de que existan más opciones para la
derivación de los casos que ingresen en el programa de motivación.
- - Indagar
mayores posibilidades para que los centros privados de tratamiento y
rehabilitación, actualmente en funcionamiento, puedan recibir, con menores
costos, a los jóvenes que estén en posibilidades de solicitad libertad
condicional.
- - Elaborar
y promover propuestas de cambios normativos a fin de facilitar la remisión de
la cárcel a programas o centros de tratamiento y rehabilitación.
- - Llevar
adelante acciones de incidencia para lograr mayores opciones de atención en
salud para los jóvenes consumidores habituales de drogas que, usualmente por delitos
menores, entran en el sistema penal.
Contacto:
Rose Marie Achá
Teléfonos:
591-74305070 / 591-4-4432479
Dirección
postal: “Somos Sur” Calle Francisco Viedma Nº 271
Cochabamba,
Bolivia