PROMOVIENDO LA TRANSFORMACIÓN EN EL
CONTEXTO DE LA CÁRCEL
La experiencia de 2014
ANTECEDENTES
Más de 20 años de trabajo en las
cárceles del país, defendiendo derechos, haciendo investigaciones y
publicaciones, y promoviendo cambios normativos han permitido profundizar en el
entramado de violencia y conflicto propio de un ambiente que recibe los
impactos de las falencias en el funcionamiento del Estado y los problemas
sociales.
Al inicio, el trabajo se concentró en
las temáticas de Derechos Humanos y Política de Drogas, en la época en que la
Ley del Régimen de la Coca y Sustancias Controladas (Ley 1008) mantenía su
contenido más duro y facilitaba la remisión a la cárcel de personas
provenientes de zonas rurales y de los lugares de cultivo de hoja de coca,
quienes sufrían graves violaciones a sus derechos humanos sin posibilidades de
ejercer su derecho a la defensa.
Transcurridos los años y con los
cambios introducidos en la política de control de drogas (y a nivel normativo
en la Ley 1008), se observó que pese a los mismos continuaron los costos
sociales de la implementación de la política. Los grupos sociales sobre los
cuales se mantuvo la criminalización no fueron ya aquellos vinculados al
cultivo de hoja de coca, sino los adolescentes y jóvenes, las mujeres en
situación de pobreza, las personas consumidoras de drogas de uso ilícito y/o
con problemas de drogodependencia, y en general las personas provenientes de
sectores sociales empobrecidos o excluidos, que continuaron recibiendo el
impacto del enfoque punitivo de la política.
En ese contexto, se observó en las
cárceles a los grupos más excluidos, estigmatizados y olvidados compuestos por jóvenes
con problemas de consumo habitual de drogas, varios de ellos vinculados a los
eslabones más bajos de la cadena del narcotráfico. Así surgió la iniciativa de
promover sus derechos y apoyarles en mejorar sus condiciones de vida, además de
mostrar las contradicciones de la política de drogas que lleva a las cárceles a
los chivos expiatorios del sistema y no a quienes tienen responsabilidad en el
negocio millonario del tráfico ilícito de drogas.
De esta manera, el año 2014 se realizó
una mayor aproximación a los grupos de adolescentes[1]
y jóvenes con problemas de consumo de drogas en las cárceles, a algunos de los
cuales se conocía con anterioridad debido al trabajo realizado anteriormente
con los grupos en situación de calle o de defensa de derechos humanos frente a
la violencia policial.
Se inició una articulación de acciones
con la organización Voces para Latinoamérica, que tiene especialidad en el
abordaje terapéutico de drogodependencias, y que justamente en 2014 iniciaba un
programa piloto en el penal de San Sebastián Varones dirigido a brindar
atención terapéutica a los muchachos de los grupos en situación de calle que se
hallaban encarcelados.
DESCRIPCIÓN
DE OBJETIVOS Y ACTIVIDADES
El Programa Libertas había
desarrollado varias actividades de promoción a la práctica deportiva y de
actividad física en las cárceles, principalmente en la cárcel de San Sebastián
Varones. Por ello, cuando en 2014 se coordinó con Voces para Latinoamérica para
llevar adelante iniciativas de apoyo a los jóvenes consumidores de drogas, el
Programa Libertas asumió la implementación de un programa de entrenamiento
físico con ellos, utilizando principalmente en el espacio del gimnasio de la
cárcel.
Los objetivos que se buscaron desde el
Programa Libertas fueron:
-
Promover
la actividad física y deportiva influyendo en un futuro cambio de los estilos
de vida de los adolescentes y jóvenes consumidores habituales de sustancias.
-
Explorar
las posibilidades de respuesta a la situación de abandono y vulnerabilidad en
que se encontraban los adolescentes y jóvenes encarcelados.
Se logró romper la renuencia de los
delegados internos del penal a permitir el ingreso de los adolescentes y
jóvenes al gimnasio, y también se logró organizar al grupo pese a que su vida
diaria en la cárcel estaba caracterizada por conflictos permanentes con el
entorno.
Se trabajó con 23 jóvenes entre las
edades de 17 a 32 años, 15 de ellos formaban parte del grupo de Voces para
Latinoamérica.
Con un equipo de tres personas
haciendo trabajo voluntario, se llevó adelante, en un periodo de seis meses, clases
semanales de acondicionamiento físico, aeróbicos y Judo, en sesiones de una
hora, seguidas de reuniones de evaluación y reflexión del proceso con los adolescentes
y jóvenes del grupo, y un incentivo mensual de donación de ropa y realización
de un almuerzo de celebración.
AVANCES
Hubo una incorporación rápida del
grupo a la actividad física y deportiva, con presencia continuada de la mayoría
y cumpliendo las reglas establecidas, mostrando el desarrollo de cierto grado
de compromiso y disciplina.
Las reuniones sostenidas permitieron
profundizar en sus problemas actuales y dimensionar el nivel de conflicto de
sus relaciones con los otros reclusos.
Se produjo un fortalecimiento de los
lazos con los grupos de jóvenes consumidores encarcelados. Y, a partir de esa
experiencia, se definió emplear una metodología dirigida a forjar lazos de
confianza y amistad en relaciones absolutamente horizontales.
De esa manera, se contribuyó al programa
terapéutico de Voces para Latinoamérica dirigido a reducir los problemas de consumo
de drogas del grupo, y se obtuvieron insumos para planificar un trabajo
posterior con estos grupos que son los que sufren mayor discriminación y
violencia dentro las cárceles, sin recibir ningún tipo de apoyo estatal que les
ofrezca posibilidades de resolver sus problemas de consumo de drogas y
reorientar sus vidas.
OBSTÁCULOS QUE FUERON SUPERADOS
Los
principales obstáculos que se presentaron, aunque pudieron ser superados,
fueron:
-
La
oposición de los delegados internos y de los reclusos inscritos como alumnos
regulares del gimnasio, a la realización de actividades con los jóvenes
consumidores en el mismo espacio del gimnasio. Esta reacción fue superada a
través de varias reuniones con los delegados a fin de que comprendan que un
trabajo con estos grupos ayudaría a mostrar experiencias positivas en la cárcel
y posibilidad de disminución de los problemas internos, así como presentar el
compromiso de los jóvenes para cuidar los materiales del gimnasio
-
El
estilo desorganizado de vida de los jóvenes consumidores, el hecho de ser
víctimas cotidianas de la violencia ejercida por otros reclusos, y los
problemas de toda índole en los que se ven envueltos dentro el penal (las
deudas que contraen, las sanciones de encierro en el calabozo de castigo que se
les imponen continuamente, etc.). Estas dificultades pudieron ser reducidas a
través del fortalecimiento de la relación con el grupo, el acompañamiento casi
a diario y la construcción de lazos de confianza mutua.
A la superación de los obstáculos
también contribuyó el relacionamiento anterior que se tenía con varios de los
jóvenes consumidores de drogas encarcelados, debido a las acciones de defensa
de derechos que se realizaba en las unidades policiales.
[1] En ese
tiempo, los adolescentes de 16 y 17 años no eran juzgados, como corresponde, en
la Justicia Penal para Adolescentes (o Justicia Penal Juvenil) sino que eran
juzgados en la justicia ordinaria y privados de libertad en cárceles de
adultos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario