sábado, 25 de marzo de 2017

A PASO FIRME 2016 Una experiencia de motivación al cambio con jóvenes usuarios de drogas privados de libertad.



                             
                A PASO FIRME
          2016 
    

        
¡Demostrando que sí se puede!
Una experiencia  de motivación al cambio con jóvenes usuarios de drogas privados de libertad

    

 Programa Libertas



   1.  CONTEXTO Y POBLACIÓN

Esta iniciativa está enmarcada en el proceso de promoción de reformas a la política de drogas en Bolivia, del cual forma parte el Programa Libertas en articulación con Acción Andina - Bolivia, la Plataforma Coca Orgánica Libre e Informada y a nivel internacional con el Colectivo de Estudios Drogas y Derecho (CEDD). 

El propósito es dar respuestas no penales a los problemas de consumo de drogas, para lo cual se trabaja en un programa de motivación al cambio con jóvenes consumidores habituales de drogas, privados de libertad.

En medio del abandono en que se encuentran los jóvenes consumidores de drogas encerrados en las cárceles, en 2016 se continuó la iniciativa del Programa Libertas dirigida a motivarles para el cambio de sus estilos de vida caracterizados por consumo habitual de drogas y comportamientos de sobrevivencia, hacia la construcción de un proyecto de futuro.

El centro de operaciones fue la cárcel de varones más poblada del Departamento de Cochabamba[1], que funciona en una construcción antigua y precaria, originalmente dispuesta para 250 personas, aunque a agosto de 2016 era habitada por 663 reclusos.[2] Al igual que en los demás penales del país, la organización interna de esta cárcel está a cargo de los mismos reclusos quienes, a falta de mayor presencia del Estado, mejoran permanentemente las condiciones de habitabilidad y manejan normas propias que regulan la convivencia diaria.

Siendo la cárcel un entorno complejo, donde se entremezclan intereses, tensiones y conflictos diversos, la puesta en marcha de cualquier iniciativa tiene fuertes limitaciones y dificultades. Sin embargo, se logró ejecutar el programa de motivación gracias al respaldo de la experiencia de muchos años de trabajo en centros de privación de libertad, y al hecho de haber conocido a varios de los jóvenes consumidores habituales de drogas en circunstancias previas a la cárcel.

La mayoría de estos jóvenes proviene de familias disfuncionales y situaciones de vida en exclusión, no pudieron concluir los estudios secundarios, intentaron insertarse en el mercado laboral sin éxito, y algunos estuvieron en algún momento viviendo en situación de calle.

Su vinculación con las drogas y con el delito se halla estrechamente ligada a esas vivencias anteriores de violencia, abandono, exclusión y falta de oportunidades.

Todo ellos, en varios momentos durante sus vidas, intentaron dejar de consumir drogas y se internaron voluntariamente en centros privados de tratamiento y rehabilitación. Estos intentos no dieron resultados positivos, en gran parte por la falta de especialización de muchos de esos programas, y el alto costo de aquellos que sí son especializados, en un contexto en que la respuesta sanitaria que el Estado debe dar a los problemas de consumo de drogas es prácticamente inexistente.

Un rasgo común en las vidas de cada uno de estos jóvenes, desde los primeros años de su niñez, es su condición de receptores de violencia. Primero recibieron maltrato y abandono en sus familias, después sufrieron la violencia estatal a través de las repetidas detenciones arbitrarias y las torturas infligidas en dependencias de la Policía. Actualmente, continúan siendo castigados en el recinto de la cárcel.[3]

Su vida tras los muros de la cárcel transcurre en condiciones de pobreza o indigencia, duermen a la intemperie, suelen comer de la olla común o sino las sobras de la comida de los otros reclusos, y esporádicamente hacen algunas monedas trabajando en actividades de limpieza o como “taxis” (que son quienes hacen encargos o se ocupan de buscar a los reclusos que tienen visitas).   

En todos los recintos penitenciarios, y no sólo en la cárcel donde se aplicó este programa, se presentan altos índices de consumo de drogas de uso lícito e ilícito por parte de la generalidad de la población encarcelada, sin embargo, son estos grupos de jóvenes consumidores de drogas excluidos y desposeídos los que suelen ser visualizados como “el problema”.

Debido a ello, son discriminados, maltratados y humillados por los otros reclusos y los policías de seguridad del penal, repitiendo la situación que sufrían anteriormente afuera, en la sociedad, donde también eran tratados con reprobación y hostilidad.  

Permanecen entonces en una situación sin salida, recibiendo solamente presiones, ya que ni el Estado ni la sociedad les aportan con alternativas para que puedan construir proyectos de vida fuera de las drogas y fuera del circuito del sistema penal.

Debido a ello es que el Programa Libertas, a través de un trabajo enteramente voluntario, desarrolló la presente iniciativa, demostrando que incluso con recursos mínimos sí se puede hacer algo.

    2.  OBJETIVOS, RESULTADOS, ENFOQUE Y METODOLOGIA

Entendiendo al abuso de sustancias como un problema psico-social y de salud, se continuó con el desafío de apoyar en la motivación, el fortalecimiento de la autoestima y la toma de conciencia de los jóvenes consumidores de drogas en el ambiente adverso de la cárcel.

El objetivo principal fue:

-      - Fortalecer la autoestima y la motivación para un cambio en los estilos de vida de los jóvenes privados de libertad con problemas de consumo habitual o abusivo de drogas, de manera que el paso por la cárcel propicie una futura dinámica psico-terapéutica hacia la inserción social.

Se formularon los siguientes objetivos específicos:

-    -  Apoyar a los jóvenes a cambiar la forma en que se ven a sí mismos y a su entorno.
-      - Influir en los estilos de vida de los jóvenes y en la toma de conciencia para que puedan visualizar un futuro lejos de las drogas y del sistema penal.
-    - Contribuir a la reconstrucción de sus lazos familiares y a la reducción de los conflictos en sus relaciones dentro la cárcel.
   - Promover la atención en salud o, si se dan las condiciones, la derivación de casos a programas de tratamiento y rehabilitación.

Los resultados planteados fueron:

-    -  Mayor nivel de aceptación, a nivel individual y grupal, en los jóvenes para actividades innovadoras e iniciativas opuestas a la vida con drogas.
-     -   Comportamientos más saludables y uso de las habilidades desarrolladas que también permiten una convivencia carcelaria con menos conflicto.
-      -  Jóvenes remitidos de la cárcel a programas de tratamiento y rehabilitación de adicciones.
-         -  Mayores insumos obtenidos para el fortalecimiento y la eficacia del programa en futuras etapas, considerando el entorno complejo y las características especiales de esta población.

Se aplicó una metodología participativa y dinámica, basada en el diálogo, desde un enfoque de derechos y compartiendo el enfoque humanista existencial y la orientación del enfoque de la entrevista motivacional.

Cabe señalar que, en medio de la complejidad y conflictividad de la realidad en que viven, hay varios momentos en los que los jóvenes tratan de buscar una salida, pero no existen recursos en la cárcel a los que puedan acudir en esos momentos. Por ello, se consideró que motivarles a un cambio implica pensar en un proceso extenso que necesita acompañamiento, promoción de actitudes reflexivas y críticas, y también incentivos, más aun considerando la situación de extrema marginalidad de la cual provienen los jóvenes del grupo.

Para el trabajo se visualizaron las etapas del cambio planteadas en el modelo transteórico de Prochaska y Diclemente[4]: Pre-contemplación (total negación del problema de drogas), Contemplación (aceptación de la existencia de un problema pero renuencia al cambio), Preparación (pasos concretos a partir de una decisión de cambio), Acción (vida sin consumo de drogas, participación en un programa terapéutico), y Mantenimiento (seguir un proyecto de vida sustentable en el futuro, y manejar recaídas). El proceso de motivación implicó, en ese sentido, apoyarles para que inicien la transición por esas etapas, o para que la continúen, según el caso.

El programa se llevó a cabo en forma voluntaria, y fue ejecutado por una persona con el apoyo de otras tres personas en diferentes etapas. Se contó también con la asesoría de especialistas, ellos fueron los representantes de Voces para Latinoamérica (con especialidad en tratamiento de drogodependencias) y de Acción Andina (apoyo en psicología y en entrenamiento físico). Asimismo, se coordinó con los psicólogos de la Dirección General de Régimen Penitenciario[5] y con los delegados internos (representantes de los reclusos).

    3.  EL DESARROLLO DEL PROGRAMA

El programa se llevó a cabo en el periodo comprendido entre inicios de marzo de 2016 a fines de enero de 2017.

Los jóvenes con problemas de consumo de drogas o drogodependencia, con quienes se tuvo y se tiene contacto en esta cárcel, suman alrededor de 45, entre las edades de 18 a 32 años. Están acusados o condenados por delitos menores de drogas (venta de unos gramos de droga para solventar su propio consumo) o por hurto y robo de teléfonos celulares o pequeños montos de dinero.

Todos son consumidores de marihuana, pasta base de cocaína y ‘pilas’ (medicamentos controlados).

De ellos, se construyó una relación más cercana con 21 jóvenes (llamado el grupo amplio) para las actividades generales, y para el trabajo específico se avanzó con un número de 10 jóvenes (llamado el grupo base).

Asimismo, se llevó adelante un trabajo individual en los casos de dos jóvenes que demostraron una mayor predisposición e iniciativa propia. Uno de ellos está ya fuera de la cárcel, puesto que se logró su remisión a un centro de tratamiento y rehabilitación de adicciones.

Las actividades se desarrollaron a partir del siguiente esquema:

Acercamiento e involucramiento
Motivación y construcción de habilidades
Derivación y seguimiento
Interacción en espacios y actividades.
Desayunos masivos periódicos.
Festejos de cumpleaños.
Apoyo solidario.
Actividad física y deportiva.
Sesiones de reflexión y debate.
Actividades laborales y estudios.
Conformación de una red familiar de apoyo.
Seguimiento a casos judiciales.
Gestión con abogados y jueces para la remisión de los casos.
Visita de centros de tratamiento y rehabilitación.
Coordinación con la familia.
Apoyos diversos para la continuación del proceso.

3.1.      Descripción de las actividades

El trabajo se desarrolló en los tres niveles expresados en el esquema:

3.1.1.        Acercamiento e involucramiento

El propósito de este nivel de trabajo fue la construcción y mantenimiento de relaciones de confianza mutua con la generalidad de los jóvenes, a fin de que pueda llevarse adelante un trabajo de motivación. Para ello, se construyeron relaciones horizontales, compartiendo experiencias y participando de las actividades y de las vivencias diarias en los lugares de la cárcel donde los jóvenes viven o se reúnen.

- Interacción en espacios y actividades

Se participó de las actividades cotidianas del grupo general de 45 jóvenes en días específicos de la semana, durante todo el día (acompañamiento en sus actividades) y en algunos casos en horas de la noche (en casos de prácticas deportivas o en fiestas como año nuevo).

Esta participación en espacios que no suelen estar abiertos para personas ajenas a estos grupos fue posible debido a la relación que se tenía anteriormente con varios de los jóvenes, sea por haberles colaborado antes en otras cárceles o en dependencias policiales, o por las actividades realizadas bajo los puentes o en otros ámbitos donde ellos se encontraron. Aunque no se conocía a todos, la relación anterior con varios abrió las puertas para trabajar la confianza del conjunto.

- Desayunos masivos periódicos

Se organizaron, con el apoyo de personas solidarias de fuera del programa, desayunos nutritivos en forma periódica, usualmente cada treinta días, para el grupo amplio de 21 jóvenes y también involucrando a otros del grupo de 45 personas que comparten las características de la población beneficiaria.

Se buscó propiciar la reunión de todos, en ocasión de cada desayuno, promoviendo el diálogo sobre los sucesos coyunturales de la cárcel, y una mayor familiaridad entre el programa y ellos.

- Festejos de cumpleaños

En el grupo amplio de 21 personas se festejaron cinco cumpleaños. Esta actividad se estableció debido a que varios de los jóvenes no reciben visitas o no son festejados en sus días de cumpleaños, lo que contribuye a mantenerles en estado de desesperanza e incredulidad hacia su entorno. La realización de esta actividad permitió también instalar nuevos espacios para que intercambien sus experiencias y se pueda conocer más profundamente la dinámica entre ellos.

-      Apoyo solidario

Se reunió en cuatro ocasiones ropa de invierno para el número de 45 personas, tomando en cuenta que estos jóvenes duermen a la intemperie y en época de invierno manifiestan afecciones respiratorias y broncopulmonares. Cabe mencionar que, por varias razones, ellos no suelen recibir atención médica, ni en estos casos ni en otros. En algunas ocasiones también se les apoyó con medicamentos en casos de lesiones producto de peleas o accidentes.

3.1.2.        Trabajo de motivación y construcción de habilidades

Este trabajo fue realizado con el grupo base compuesto por 10 jóvenes, e incluyó las siguientes actividades:

 Actividad física y deportiva

Se realizó un trabajo de gimnasio una vez por semana, y sesiones de entrenamiento aeróbico cada dos semanas, con la participación de un grupo de siete a diez personas, agregando en algunas sesiones a otras más.

Pese a tener un consumo diario de drogas, los jóvenes en general se manifestaron dispuestos a entrenar. Todos mantienen ciertas condiciones físicas (flexibilidad, velocidad, resistencia, coordinación) a pesar de su precaria salud y la falta de costumbre para sesiones programadas de entrenamiento físico. Se trató de generar disciplina en la actividad física y fortalecer la autoestima, probando un estilo de vida más saludable.

Estas actividades fueron seguidas por almuerzos posteriores para el grupo asistente a cada entrenamiento, y explicaciones sobre métodos de entrenamiento y nutrición.

Los obstáculos que se presentaron fueron los problemas usuales que ellos tienen, como lesiones o heridas que eran producto de las sanciones disciplinarias o de problemas con los otros reclusos, o la imposibilidad para entrenar por encontrarse en el calabozo de castigo.

 Sesiones de reflexión y debate

Las sesiones de reflexión y debate se realizaron cada diez o quince días, con el grupo base de 10 personas, así como otras reuniones en diferentes días con dos o tres personas solamente en aquellos casos en que manifestaron mayor predisposición.

Los temas seleccionados surgieron de sus experiencias propias: Los hábitos de consumo de drogas, los circuitos delictivos, la relación con la Policía, el delito por el cual estaban encarcelados, la convivencia dentro la cárcel, las relaciones y conflictos con sus familias, su situación de pareja, el vínculo con sus hijos. 

También se debatió ampliamente sobre temas de género, y sobre temas legales y judiciales.

Se trataba de explorar a fondo cada tema y debatir, se les planteaba diferentes puntos de vista para propiciar la reflexión sobre cada una de las situaciones y motivar la asunción de las propias responsabilidades, en los casos que correspondían. Se consideró importante que comiencen a ver cada situación desde la perspectiva de lo que pueden hacer para cambiarla.

-  Apoyo en la inserción a las actividades laborales y escolares

Se apoyó en la inserción laboral en tres casos, de quienes manifestaron mayor predisposición hacia esas tareas, pagando la inscripción para la afiliación a los talleres de artesanías y de marroquinería, y comprando el material básico. Cabe señalar que iniciar un trabajo regular en uno de los gremios laborales en la cárcel es bastante difícil, no sólo por el estilo de vida de los jóvenes sino también porque dentro la cárcel se mueven intereses de todo tipo, y muchos de ellos están concentrados en los gremios laborales los que, pese a los argumentos que puedan colocar los otros reclusos, son espacios de privilegio.

El trabajo que desarrollaron los jóvenes fue irregular debido a problemas con algunos reclusos miembros de esos gremios o por situaciones personales inesperadas que les generaron retrocesos. Sólo uno continuó hasta el momento de su salida en libertad.

No fue posible acceder a las ofertas de estudios secundarios debido a la necesidad de realizar un trámite previo y obtener con anticipación la documentación requerida, lo cual por la situación en que se encuentran los jóvenes es bastante dificultoso. También para el caso de cursos de habilidades específicas, como la electromecánica o la computación, se requería hacer gestiones similares, además de cubrir un costo que alto que escapaba de las posibilidades del programa.

Conformación de redes familiares de apoyo

Se hizo contacto con los familiares de 10 jóvenes para explorar las posibilidades de construir o reconstruir redes familiares de apoyo.

La mayoría tiene relaciones familiares quebradas, y por las experiencias de abandono y violencia durante su niñez y adolescencia también guardan sentimientos de rechazo hacia algunos miembros de su familia; además de existir otras situaciones de conflicto familiar producto de la conducta de consumo de drogas de cada joven. Por ello, en la generalidad de los casos, las familias estuvieron renuentes a un acercamiento. Sin embargo, en algunos casos algún miembro de la familia sí manifestaba cierta voluntad para relacionarse y ayudar. Se consideró válido ese único miembro de la familia como soporte esencial para comenzar.

En cinco casos se logró tener reuniones repetidas con el miembro de la familia en mayor disponibilidad de apoyar. En dos casos se sostuvo un mayor acercamiento con varios miembros de cada familia, sosteniendo reuniones en la cárcel y en los domicilios de los familiares, en las cuales se reconstruyó la historia familiar y las posibilidades de involucramiento de la familia en un proceso de cambio del joven. En un caso se logró participación activa de la familia en el proceso de cambio.

-  Seguimiento a casos judiciales.

Un problema común en el grupo es la falta de control sobre sus procesos judiciales. Dependen de un abogado, generalmente del Servicio Plurinacional de Defensa Pública, que no los visita y cuando sí los visita la defensa suele reducirse a sugerirles que se declaren culpables para acceder a un juicio abreviado por una pena menor. Tampoco sus familiares colaboran haciendo seguimiento del proceso.

Se hizo revisión de siete casos judiciales del grupo base, la mitad de ellos se hallaba en detención preventiva, la mitad tenía sentencias de entre 4 a 8 años de cárcel. Se les brindó orientación y explicación sobre el desarrollo del caso en el sistema penal y las posibilidades reales de salir de la cárcel, sea con cesación de la detención preventiva o sea por el acceso a los beneficios penitenciarios en los casos de quienes tienen condena. Asimismo, se logró conversar con los abogados de cinco jóvenes para intentar agilizar el proceso, e identificar cuáles casos podrían ser derivados a un centro o programa ambulatorio de tratamiento y rehabilitación.

El trabajo también mostró formas de usar los recursos judiciales existentes para lograr que un caso sea derivado a tratamiento, tomando en cuenta que la legislación boliviana no prevé este tipo de remisiones.

3.1.3.        Derivación y seguimiento

En un caso en que el proceso de motivación resultó exitoso y la familia decidió apoyar al joven y planificar una vida futura en común, se logró la derivación del joven de la cárcel a un centro privado de tratamiento y rehabilitación de adicciones. Para ello, se aprovechó el hecho de que el joven había cumplido las dos terceras partes de la condena impuesta, lo cual lo habilitaba para solicitar la libertad condicional.

Se hizo ese trámite sosteniendo varias reuniones previas de coordinación con la familia, con la abogada a cargo y con la jueza del caso, la que dispuso finalmente la libertad condicional con la condición de que el joven se integre a un programa para el tratamiento y la rehabilitación de su problema de drogodependencia.

Actualmente, se realiza el seguimiento del caso y la evaluación periódica de la situación del joven, en conjunto con Voces para Latinoamérica y Acción Andina, a fin de asegurar la continuidad del proceso sin mayores dificultades. Asimismo, se apoya al joven obteniendo atención médica en problemas de salud que no son cubiertos por el tratamiento y acompañándole en sus salidas al médico. 

También se hace coordinación con la familia y con diferentes niveles para aportar con opciones para la futura inserción.

El joven ya no consume drogas, ha pasado sin problemas la fase de la desintoxicación y se siente esperanzado en continuar, con planes para retornar al estudio y al trabajo en el futuro y volver a formar una vida en familia.

3.2.      El trabajo a profundidad en casos individuales

Los dos casos que se trabajaron como casos individuales fueron aquellos en que los jóvenes, pese a tener problemas de drogodependencia y policonsumo (lo cual los convertía en “casos muy difíciles”), mostraron iniciativas propias que significaban avances en el proceso de cambio.

Con ellos se sostuvo en la cárcel reuniones extensas dos veces por semana, sea con ambos o individualmente, durante las cuales se analizó en conjunto sus experiencias de vida y sus conflictos, enfocando en las posibilidades reales de cambiar la situación y el esfuerzo que a ellos les implicaría hacerlo.

En ambos casos se trabajó con la familia para tratar de acercar la relación y contribuir, con el apoyo del programa, a superar las dificultades o falta de posibilidades de salida que los familiares veían en los casos de los jóvenes.

En uno de los casos se coordinó con los padres y con la esposa, con esta última se logró un acercamiento mayor y reuniones regulares dentro y fuera de la cárcel. Sin embargo, se presentaron como obstáculos para seguir avanzando los fuertes problemas internos en la familia, además de que algunos de los familiares consanguíneos estaban involucrados también en delitos. Durante el proceso, el joven recibió una condena de ocho años de privación de libertad por el delito de suministro (venta de sobres con unos gramos de droga para solventar su consumo personal), motivo que contribuyó a bajar su ánimo hacia un cambio de vida.

En el segundo caso, se mantuvo un relacionamiento y coordinación con la madre del joven y con varios miembros de la familia. Cabe mencionar que en este caso, el contacto con los familiares no fue iniciativa del programa sino que fue planteado por el mismo joven. De un estado de ambivalencia inicial, él paulatinamente fue tomando iniciativas concretas como organizar las reuniones con sus familiares, asistir sin una falta a todas las sesiones de reflexión y a las reuniones individuales, participar del entrenamiento de gimnasio y de las actividades de acondicionamiento físico, solicitar el apoyo terapéutico del profesional psicoterapeuta de Voces para Latinoamérica, terminar relaciones con amistades del entorno de las drogas y el delito, analizar posibilidades de programas de tratamiento y rehabilitación a los que ingresar al salir de la cárcel, y planificar la reconstrucción de sus lazos familiares.

Las iniciativas mostradas por él coincidieron también con el apoyo de la madre y otros familiares, que estuvieron totalmente abiertos a coordinar con el programa de motivación, aunque en un inicio habían manifestado cierto desaliento y negatividad. Viendo las posibilidades, finalmente la familia contrató un psicólogo especialista en drogodependencias quien realizó una evaluación del joven y presentó el informe en instancias judiciales.

De esa manera, coordinando con la abogada de Defensa Pública a cargo del caso y con la jueza de ejecución penal, se solicitó la libertad condicional para el ingreso a un centro de tratamiento y rehabilitación en adicciones.

La oportunidad de la libertad condicional es la única posibilidad legal de sustituir la cárcel por un centro de tratamiento y rehabilitación. En Bolivia no hay opciones en la ley para que un caso de delito, donde se evidencia un problema de consumo de drogas o drogodependencia, sea remitido a un programa fuera de la cárcel.

La dificultad actual en el caso del joven que avanzó en el proceso de cambio hasta la etapa de la acción, es principalmente económica. La familia enfrenta serias dificultades para cubrir mensualmente el alto costo del centro de tratamiento y rehabilitación. Esto evidencia una vez más la falta de opciones existentes para el tratamiento y rehabilitación de las personas con problemas de adicción, principalmente debido a la falta de acción del ente nacional responsable de la salud.

    4.  LOGROS Y RESULTADOS

Se lograron los resultados formulados al inicio del programa:

-    -  Aceptación y participación de los jóvenes en todas las actividades que les posibilitaban la reflexión y el análisis de su situación, y en las actividades de entrenamiento físico que permitieron además una práctica de disciplina y de rutina opuesta a la vida con drogas.
-    -  Cambios en el comportamiento de varios de los jóvenes que introdujeron conductas más saludables en sus estilos de vida y redujeron los niveles de conflicto con otros reclusos, gestionando diferentes formas de evitar la confrontación. Sobre esto último, algunos jóvenes acudieron al programa para que se realice una especie de mediación a fin de frenar enfrenamientos y conflicto entre ellos y los demás reclusos.
-        -  Un joven se encuentra ya fuera de la cárcel y en un programa de tratamiento y rehabilitación de adicciones.
-       -  Se cuenta con insumos y lecciones aprendidas para fortalecer el programa, así como para elaborar propuestas de reforma normativa para la remisión de casos de personas con problemas de consumo de drogas a programas fuera de la cárcel.

Se pueden mencionar también logros a nivel general y particular:

-    - Se establecieron las bases, en cuanto a relacionamiento y construcción de relaciones de confianza mutua, para llevar adelante una etapa posterior de trabajo.
-          - Se tiene una mayor comprensión de las dinámicas dentro la cárcel.
-        - Se captó el interés de los delegados internos y el conjunto de reclusos quienes apoyaron varias de las actividades del programa.
-          - Se tienen contactos con profesionales e instituciones para ampliar en el futuro el programa e incluir actividades laborales y estudios.
-     - Se tiene una experiencia de articulación con la Dirección Departamental de Régimen Penitenciario, lo que otorga un respaldo oficial a las actividades.

Los logros y resultados alcanzados demuestran que sí se pueden llevar adelante iniciativas que den respuestas no penales a los problemas de consumo de drogas y adicciones.

La asesoría especializada de Voces para Latinoamérica y Acción Andina también posibilitó alcanzar los resultados positivos.

Al llevarse a cabo el programa en forma voluntaria, con recursos mínimos que fueron aportados solidariamente por las mismas personas que lo ejecutaron, se demostró también la importancia del trabajo en contacto directo con los mismos jóvenes, en relaciones horizontales, compartiendo sus vidas más allá de horarios para entender con mayor profundidad sus motivaciones y sus conflictos.

Los recursos evidentemente son importantes, y serán requeridos para la siguiente etapa del programa, tomando en cuenta los costos que demanda la realización de todas las actividades programadas, así como el alto costo de los centros de tratamiento y rehabilitación para los casos en que se logre un resultado positivo. Sin embargo, se resalta la importancia de los factores de relacionamiento personal, la confianza mutua y la voluntad de impulsar cambios, como resortes que llevan a resultados positivos.

Es necesario mencionar que no hay en ninguna cárcel del país programas dirigidos a la motivación para salir de las drogas, y tampoco programas de tratamiento y rehabilitación. En la cárcel de Palmasola en el Departamento de Santa Cruz unos pocos reclusos consumidores de drogas son llevados al pabellón denominado PC5 destinado a enfermos broncopulmonares. En la cárcel de San Pedro, en el Departamento de La Paz, algunos jóvenes consumidores de drogas son llevados a la sección denominada Chonchocorito donde anteriormente funcionó un programa de tratamiento y rehabilitación en adicciones, pero actualmente debido a la sobrepoblación carcelaria esa sección es ocupada también por reclusos comunes, mientras que los pocos jóvenes con problemas de drogodependencia que aún permanecen allí se encuentran sin tratamiento y solamente con el apoyo del escaso personal de la Dirección Departamental de Régimen Penitenciario[6].

En Cochabamba, no ha habido ningún programa estatal dirigido a la motivación al cambio para la derivación a tratamiento y rehabilitación. Por ello, la experiencia actual se constituye en una experiencia novedosa, que desde un diseño sencillo puede dar pautas para una mayor asunción de responsabilidad del Estado en este ámbito.

    5.  OBSERVACIONES

Es importante tomar en cuenta, para el fortalecimiento de las actividades en el futuro, los siguientes elementos que se advierten de la experiencia actual:
-      
    - Trabajar más con los delegados y reclusos para reducir la discriminación hacia los jóvenes consumidores encarcelados, y construir redes de apoyo dentro la cárcel.
-      - Promover la implementación de programas de tratamiento y rehabilitación en el mismo espacio del sistema penitenciario, a fin de que existan más opciones para la derivación de los casos que ingresen en el programa de motivación.
-     - Indagar mayores posibilidades para que los centros privados de tratamiento y rehabilitación, actualmente en funcionamiento, puedan recibir, con menores costos, a los jóvenes que estén en posibilidades de solicitad libertad condicional.
-   - Elaborar y promover propuestas de cambios normativos a fin de facilitar la remisión de la cárcel a programas o centros de tratamiento y rehabilitación.
-      -  Llevar adelante acciones de incidencia para lograr mayores opciones de atención en salud para los jóvenes consumidores habituales de drogas que, usualmente por delitos menores, entran en el sistema penal.


 











Contacto: Rose Marie Achá
Teléfonos: 591-74305070 / 591-4-4432479
Dirección postal: “Somos Sur” Calle Francisco Viedma Nº 271
Cochabamba, Bolivia





[1] También se apoyó en casos específicos en otras cárceles del Departamento de Cochabamba, incluida la cárcel de mujeres.
[2] Datos de la Dirección General de Régimen Penitenciario.
[3] Una mayor aproximación a la realidad de esta población puede leerse en el informe “Los chivos expiatorios: Control de drogas y cárceles en Bolivia” disponible en www.programalibertas.blogspot.com, www.colibolivia.blogspot.com, https://www.tni.org/es/publicacion/los-chivos-expiatorios-control-de-drogas-y-carceles-en-bolivia y http://www.drogasyderecho.org/files/Drogas_y_carceles_LOS_CHIVOS_EXPIATORIOS.pdf
[4] Paul M. Kubek and Matthew K. Weiland "Stages of change" co-creator Carlo DiClemente discusses practical applications of his Transtheoretical Model for health, wellness and recovery, 2008 Disponible en: http://www.centerforebp.case.edu/stories/stages-of-change-co-creator-carlo-diclemente-discusses-practical-applications-of-his-transtheoretical-model-for-health-wellness-and-recovery
[5] Hay dos psicólogos para una población de 2.581 personas (cifra difundida por la Dirección General de Régimen Penitenciario) recluidas en las cárceles del Departamento de Cochabamba.
[6] Cinco psicólogos atienden una población total de 3.080 personas (dato de la Dirección General de Régimen Penitenciario) encarceladas en el Departamento de La Paz.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario